Extractos del libro "A Jacob amé" - Una reflexión sobre Israel y la Iglesia - Análisis Bíblico, histórico y teológico sobre el lugar de Israel en los planes de Dios.

Libro: A Jacob amé. 
Autor: Rubén Gómez
Año: 2019

¿Cuál es la posición correcta respecto a Israel en el pasado y ahora?

¿Qué significa la elección de Israel en el pasado y ahora?


Respecto a Israel los cristianos nos encontramos con siglos de revelación recogida y transmitida por el pueblo de Israel que culminan con la llegada de Mesías Judío, y el establecimiento de un de un nuevo pacto que da lugar a la creación de una comunidad de fe mayoritariamente judía hasta el comienzo de la misión evangelizadora entre los gentiles.


Es difícil concertar en un punto de equilibrio a quienes ya se posicionan en algún extremo del espectro en asuntos que son de especial controversia entre cristianos. 


La objetividad absoluta es utopía, pero todos tenemos el deber de desenmascarar nuestros prejuicios y aspirar acercarnos lo más posible a la verdad. 


No pocas veces se descartan ciertos argumentos tildándolos de disquisiciones semánticas. Sin embargo, las palabras importan. No son inocuas ni arbitrarias. 


 Aunque a veces nos cueste admitirlo, todos tenemos nuestros libros o porciones favoritos de la biblia, aquellos a los que les concedemos más valor. En Teoría consideramos todos los libros igualmente inspirados, pero en la práctica hay unos que acaban teniendo más peso.  


“La facilidad con que a las mentes del siglo XX se les hace creer que la humanidad, intelectualmente hablando, languideció durante incontables generaciones sumida en los errores más infantiles sobre todo tipo de mentes cruciales, hasta que fue rescatada mediante algún simple dictamen científico del último siglo” Owen Barfield (1926)


Es un error considerar que todo lo anticuado está desacreditado precisamente por el hecho de serlo. 


Descabellado es intentar aproximarse a las escrituras desde el más absoluto desapego, queriendo obviar por completo su carácter de libro confesional y su profunda apertura a lo trascendente. 


Pretender colocarnos sobre un pedestal desde el cual enjuiciar pueblos y culturas del pasado es tan absurdo e inútil como intentar examinar niños de primaria sobre sus conocimientos de física cuántica. Aplicar nuestros intereses y filtros modernos a una historia y una producción literaria antigua no solo es un grave error metodológico, sino una evidencia clara de que nos las estamos abordando con seriedad y el respeto que merecen. 


Despreciar las pautas generales o el consenso de siglos de interpretación del texto bíblico por parte de las distintas iglesias cristianas es el camino más corto hacia todo tipo de desmanes exegéticos.


las emociones nos embargan y obnubilan con tanta facilidad que el debate de las ideas se convierte en algo personal. Los sentimientos sustituyen a la razón y la escucha atenta de los argumentos se transforma en una reacción visceral. El diálogo fructífero y enriquecedor se convierte así en una auténtica quimera. 


No hay ruptura entre el Dios del AT y el Dios del NT. No hay ruptura entre la ley y la gracia. No hay ruptura entre Israel y la Iglesia.


En teología lo que debe primar es la fidelidad y no la novedad. 


Si despreciamos la historia de la que venimos, si creemos que con nosotros empezó todo, si apelamos a nuevas revelaciones, estamos cavando nuestra propia tumba y condenándonos a la más absoluta irrelevancia.  


A Jacob amé y a Esaú aborrecí: Lo que a nosotros nos suena a discriminación e injusticia, no es sino una forma típicamente semita de comparar dos tipos distintos de relación: Jacob es el escogido; Esaú, no. Sin embargo ellos aparecen como representantes de sus respectivos descendientes.Habla de una comparación no de  aborrecimiento. La expresión forma parte de un lenguaje pactual muy habitual en el contexto bíblico y no tiene ninguna connotación moral u ontológica. Paralelismo antitético. 


La teología se ha convertido en una especie de anexo de la antropología, en una proyección de nuestras ideas preconcebidas basa en nuestra experiencia. Dios no solo es soberano, perfecto en sí mismo y carente de necesidad alguno, sino completamente libre. Sus decisiones no están sujetas a las influencias y presiones que afectan a todas las decisiones humanas. 


Nos obsesionamos fácilmente con el porqué de las cosas y nos olvidamos el para qué. El porqué satisface la curiosidad, el para qué es lo que da sentido de verdad incluso aunque sigan existiendo porqués sin respuestas. 


Gran parte de lo que hoy se hace pasar por exégesis, tiene más de eiségesis que de otra cosa.


Las escrituras en conjunto revelan la relación e interacción entre un Dios y un pueblo.

Dios elige y el pueblo se pone a su disposición y servicio. 

 

la elección es un misterio, es la fuerza oculta de Dios. 


Dios no escoge sin ton ni son, sino que tiene sus motivos para hacerlo, y siempre que lo hace es con un propósito. Ese propósito está relacionado con el servicio.


A quien Dios elige, lo elige para servir. Hay una variedad de servicios, pero todos son servicio, y todo servicio es para Dios, la elección divina tiene que ver, exclusivamente, con el servicio divino.


Hay tres responsabilidades en la elección: Recibir y custodiar la revelación de Dios, reflejar el carácter del Dios que se les ha revelado (haciendo su voluntad) y servir al mundo (ser luz para las naciones)


Hay escogidos y no escogidos, pero eso no significa que Dios no tenga un propósito para estos últimos, de hecho es a través de los escogidos que el Señor desea alcanzar a lo escogidos. Dios escoge a los más adecuados para el cumplimiento de sus propósitos. 


El Señor a través de su pueblo, pretende llenar todo el mundo del conocimiento del Dios verdadero. 


Dios se ha revelado a través de los autores del texto sagrado, no a través de la interpretación que nosotros hacemos de lo que ellos pensaron y escribieron. 


La lectura bíblica lineal para interpretar la historia no es la más acertada, nosotros estamos acostumbrados a pensar en momentos puntuales cronológicos, pero la intervención de Dios en la historia es Kairológica sigue otros parámetros. Las profecías bíblicas no siempre tienen un único cumplimiento, sino dos o incluso más cumplimientos parciales. 


Pacto es una más de las metáforas cargadas de significado teológico que encontramos en las escrituras, por lo que nos movemos en el terreno de la analogía. 


Los pactos pueden verse como: medios, instrumentos, relaciones, o revelaciones. 


Pacto 1 con Noé, para preservar la raza humana. 

Pacto 2 con Abraham, descendencia y tierra. 

Pacto 3 con Moisés, para regular la vida en la tierra del Señor, la tierra es del Señor y no de los hombres. 

Pacto 4 con David, engrandecimiento, poder, dinastía, y linaje mesiánico. 

Pacto 5, nuevo pacto, con israel, llegada del mesías. 


Hay pactos condicionales (Bendiciones de Israel a través de moisés) e incondicionales (Abraham). 


Dios concede la tierra a los hombres como parte de un pacto, una cosa es la concesión de la tierra (pacto incondicional) y otra el disfrute de los beneficios de ella (pacto condicional)


Las promesas de heredar la tierra se refieren a Israel puntualmente en diversos episodios bíblicos. 



Cuando Dios habla de la elección de Israel hace énfasis en el carácter permanente de su decisión: Jer 31:35-37; Salmos 105:6-10; Génesis 17:7; ¿Existe alguna razón hermenéutica para decir que los “para siempre” de Dios relacionados a Israel son diferentes a los “para siempre” de otras porciones de la escritura? El único pacto que ha sido calificado como obsoleto a través de la escritura es el mosaico con los ritos y las estipulaciones. 


La elección divina siempre tiene amplitud de miras, pues lleva en si misma un gérmen universalista que tarde o temprano acaba por desarrollarse en plenitud. El particularismo siempre es un medio para un fin mayor, nunca la última palabra. 


Dos de los cuatro evangelios (Mt y Lc) comienzan con la clara intención de conectar la figura de Jesús, el mesías con el pueblo de Israel, Israel sigue estando en el foco de la obra redentora de Dios, la salvación que ofrece el Señor va a ser universal, pero se entronca directamente con la historia de su pueblo, Israel. Dicho de otro modo, Israel no queda atrás sino que se va a ampliar. 


:La teología del nuevo testamento es de inclusión, expansión, ampliación, no es de sustitución o reemplazo. El particularismo de la elección de Israel tiene como objetivo la universalidad de la bendición. 


Buena parte del lenguaje usado en al AT respecto a Israel pasa a usarse respecto a la iglesia en el NT, pero eso no significa que todo lo que se dice sobre Israel pasa a aplicarse a la iglesia. La iglesia es incorporada a Israel, por tanto es natural que haya un solapamiento en las descripciones. 


Convertir a Israel en un paréntesis, y el AT en un semillero de profecías es no entender la historia de la Salvación. 


La apelación a la fidelidad de Dios (Rom 9,11) exige para la validez de la elección de la iglesia (Los gentiles) atenerse con firmeza a la elección permanente del pueblo judío (Romanos 11,18)


Israel en el pasado fue elegido por Dios, en el presente tropieza en la roca que es cristo, y en el futuro será salvo. 


Romanos 9-11 puede ser bosquejado así:
9:1-3 Amor de Pablo por Israel

9:4-5 El legado de Israel

9:6-13 la pertenencia de Israel

9:14-29 la soberanía de Dios

9:30-10:21 la justicia es por fe

11:1-6 Dios no ha rechazado a Israel 

11:7-10 el endurecimiento de Israel

11:11-24 la salvación de los gentiles

11:25-36 la restauración de Israel. 


En Israel como también en la iglesia conviven el trigo y la cizaña, no todo el Israel étnico es el Israel espiritual, y no todo el Israel espiritual es el Israel étnico. 


El fracaso de Israel supone el éxito para los no judíos, pero no a través de la sustitución del primero, sino de la inclusión de los segundos en el remanente que sigue existiendo. Esa es la maravilla del evangelio. 


No hay nada que aleja más de Dios que la justicia propia, la superioridad moral. 

La historia está llena de ejemplos de celo y fervor religioso mal encaminados. Hay que escoger entre la justicia de Dios o la nuestra. Cristo cumplió la ley porque nosotros no podíamos hacerlo. 


La autentica salvación está más cerca de lo que pudiéramos imaginar. Basta con un corazón que cree y una boca que confiesa. Y eso es tanto para judíos como para gentiles.


La actual incredulidad de Israel no será terminal, sino instrumental y temporal. 


Es un craso error que la iglesia, mayoritariamente gentil, pretenda arrancar sus raíces judías y desentenderse por completo de Israel. Nunca ha habido un momento de la Historia en que Dios no tuviera su Israel y este no es una excepción. 


“Hoy día se prácticamente se ha abandonado todo el AT, como si la revelación que contiene fuera demasiado imperfecta para resultar espiritualmente provechosa para los cristianos” W.J Phythian 


“En la iglesia en general, el interés por el antiguo testamento y la comprensión de su contenido están bajo mínimos”  


Es asombroso que Dios eligiera a los judíos, pero es más extraño que existan quienes adoran a un Dios judío y desprecien a los judíos. Es imposible tener al Dios de Israel sin Israel. 


La historia nos revela que hubo un tiempo en que judíos y gentiles, caminaron juntos, adoraron juntos, creyeron y esperaron juntos. Es más hubo una época en la que los cristianos fueron judíos. 


Sabemos que el Señor va a regresar a la tierra y podemos leer acerca de algunas de las señales que precederán a su segunda venida, así como las características generales de esta. Sin embargo, los detalles e interpretaciones concretos de los distintos sistemas escatológicos son tan dispares que o único que parece claro es que hay pocas cosas claras.


Cada generación de creyentes tiene la tendencia a pensar que las profecías del pasado se van a cumplir en su época, pero es obvio que históricamente no ha sido así.


El verdadero protagonista de la historia y la escatología es el Dio trino, no Israel ni tampoco la iglesia.  

El nuevo testamento da por sabidas muchas de las cosas que el Señor ya había revelado en el antiguo testamento. Que no se repitan otra vez no significa que ya no tengan validez. 


El nuevo pacto no implica la abolición de anteriores como el abrahamico o el noético, que no se hable tanto de las promesas a Israel (incluída la tierra) no implica que esas promesas hayan quedado sin efecto y ya no se vayan a cumplir en algún momento. 


El antiguo testamento hace extensa disertación respecto a la elección de Israel, su omisión en el nuevo testamento no debe extrañarnos, puesto que este diserta sobre la elección y le inclusión de los gentiles en el Israel de Dios. 


Los autores del NT siempre se refirieron a Israel y sus variantes en un sentido étnico. 


El sentido natural del texto de gálatas, junto con el testimonio de todos los demás ejemplos neotestamentarios apunta claramente a que “Israel de Dios” no equivale a la iglesia. 


La iglesia es llamada a continuar la tarea desarrollada por Israel en el AT por tal razón los creyentes con incorporados al olivo, lo que se manifiesta a través del llamamiento que se les hace. 


La biblia no representa sustitución, existe una continuidad. 


Cuando se habla de que el reino será quitado, se refiere a quitado de los principales sacerdotes y los fariseos y será dado a un pueblo que sí manifieste sus frutos (un Israel creyente y fiel, es decir, el remanente) y los gentiles se irán incorporando a ese pueblo en la medida que van aceptando al Mesías de Israel. 


Debemos aprender a convivir con las tensiones y paradojas que vayamos encontrando por el camino en la revelación bíblica. 


Si el señor hubiera desechado a Israel tendría los mismos motivos o más para desechar a la iglesia. 


Solo Dios puede sustentar y salvar a su pueblos. 


Así como admitimos una perspectiva trinitaria de la divinidad sin que eso invalide su unidad esencial, debemos entender que Israel no es la iglesia y que la iglesia no es Israel, sin embargo, Israel es pueblo de Dios y la iglesia es pueblo de Dios. 


El medio provisto para la salvación siempre fue el mismo la fe en el sacrificio perfecto y sustitutorio del mesías, en el AT era una fe que miraba hacia adelante ahora es una fe que mira hacia atrás. Pero la fe es la misma y el objeto de la fe es el mismo. 


Un apoyo acrítico a Israel no sería correcto, pero tampoco lo es sumarse a la corriente de antisemitismo, judeofobia y antisionismo que campa a sus anchas en la mayoría de nuestros países. 


La acusación de herejía o falsa enseñanza es un arma de doble filo,  y su uso en la dilucidación de asuntos teológicos fuera de los estrictamente fundamentales tiene que realizarse con sumo cuidado. Puede haber herejía, por ejemplo, cuando se cuestiona la suficiencia de la obra salvadora de Cristo. 


La fé no es política en sí misma, pero es obvio que lleva a adoptar determinadas posturas ante la vida, y que estas tienen consecuencias políticas.


Tenemos la responsabilidad de mostrar un genuino interés por la salvación y el bienestar de todas las personas, sea cual sea su procedencia. 


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