El cumplimiento del tiempo (Capítulo 2) - Historia del Cristianismo, Obra completa - Justo L. González. (Citas destacadas)

El objetivo de esta serie de publicaciones es compartir fragmentos de mi lectura en el libro "Historia del Cristianismo, obra completa - Desde la era de los mártires hasta la era inconclusa" escrito por Justo L. González.


Capitulo 2: El cumplimiento del tiempo

El judaísmo en palestina
  • Para los judíos el helenismo no era una bendición. Puesto que parte de la ideología helenista consistía en equiparar y confundir los dioses de diversos pueblos, los judíos veían en el helenismo una seria amenaza a la fe en el Dios único de Israel.
  • La política de los romanos era por lo general tolerante hacia la religión y las costumbres de los pueblos conquistados(...) Pero aun la tolerancia romana no podía comprender la obstinación de los judíos, que insistían en rendirle culto sólo a su Dios, y que se rebelaban ante la menor amenaza contra su fe.
       
  • Jesús era niño cuando los judíos se rebelaron contra el etnarca Arquelao, quien tuvo que recurrir a las tropas romanas. Esas tropas, al mando del general Varo, destruyeron la ciudad de Séforis, capital de Galilea y vecina de Nazaret, y crucificaron a dos mil judíos. Es a esta rebelión que se refiere Gamaliel al decir que “se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo” (Hechos 5:37). El partido de los celotes, que se oponía tenazmente al régimen romano, siguió existiendo aún después de las atrocidades de Varo, y jugó un papel importante en la gran rebelión que estalló en el año 66 d.C. Esa rebelión fue quizá la más violenta de todas, y a la postre llevó a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., cuando el general —y después emperador— Tito conquistó la ciudad y derribó el Templo.

  • Los preceptos detallados de los fariseos no tenían el propósito de fomentar una religión puramente externa —aunque a veces hayan tenido ese resultado— sino más bien de aplicar la Ley a las circunstancias en que el pueblo vivía día a día. Los fariseos eran el partido del pueblo, que no gozaba de las ventajas materiales acarreadas por el régimen romano y el helenismo. Para ellos lo importante era asegurarse de cumplir la Ley aun en los tiempos difíciles en que estaban viviendo. Además, los fariseos creían en algunas doctrinas que no encontraban apoyo en las más antiguas tradiciones de los judíos, tales como la resurrección y la existencia de los ángeles.

  • Los saduceos, por su parte, eran el partido de la aristocracia, cuyos intereses le llevaban a colaborar con el régimen romano. Puesto que el sumo sacerdote pertenecía por lo general a esa clase social, el culto del Templo ocupaba para los saduceos la posición central que la Ley tenía para los fariseos. Además, aristócratas y conservadores como eran, los saduceos rechazaban las doctrinas de la resurrección y de la existencia de los ángeles, que según ellos eran meras innovaciones. 

  • Debemos cuidarnos de no exagerar la oposición de Jesús y de los primeros cristianos al partido de los fariseos. De hecho, casi todos ellos estaban más cerca de los fariseos que de los saduceos. La razón por la que Jesús les criticó no es entonces que hayan sido malos judíos, sino que en su afán de cumplir la Ley al pie de la letra se olvidaban a veces de los seres humanos para quienes la Ley fue dada.  

  • Por otra parte, toda esta diversidad de tendencias, partidos y sectas no ha de eclipsar dos puntos fundamentales que todos los judíos sostenían en común: el monoteísmo ético y la esperanza escatológica

  • De todos estos grupos, el más apto para sobrevivir después de la destrucción del Templo era el de los fariseos. En efecto, esta secta tenía sus raíces en la época del Exilio, cuando los judíos no podían acudir al Templo a adorar, y por tanto su fe se centraba en la Ley

El judaísmo de la dispersión
  • El judaísmo de la Diáspora es de suma importancia para la historia de la iglesia cristiana, pues fue a través de él (...) que más rápidamente se extendió la nueva fe por el Imperio Romano. Además, ese judaísmo le proporcionó a la iglesia la traducción del Antiguo Testamento al griego que fue uno de los principales vehículos de su propaganda religiosa

  • La importancia de la Septuaginta fue enorme para la primitiva iglesia cristiana. Esta es la Biblia que cita la mayoría de los autores del Nuevo Testamento, y ejerció una influencia indudable sobre la formación del vocabulario cristiano de los primeros siglos. Además, cuando aquellos primeros creyentes se derramaron por todo el Imperio con el mensaje del evangelio, encontraron en la Septuaginta un instrumento útil para su propaganda. De hecho, el uso que los cristianos hicieron de la Septuaginta fue tal y tan efectivo que los judíos se vieron obligados a producir nuevas versiones — como la de Aquila— y a dejar a los cristianos en posesión de la Septuaginta.


  • El Dios de Filón es absolutamente trascendente e inmutable, al estilo del “Uno Inefable” de los platónicos. Por tanto, para relacionarse con este mundo de realidades transitorias y mutables, ese Dios hace uso de un ser intermedio, al que Filón da el nombre de Logos (es decir, Verbo o Razón). Este Logos, además de ser el intermediario entre Dios y la creación, es la razón que existe en todo el universo, y de la que la mente humana participa. En otras palabras, es este Logos lo que hace que el universo pueda ser comprendido por la mente humana. Algunos pensadores cristianos adoptaron estas ideas propuestas por Filón, con todas sus ventajas y sus peligros.

  • En su dispersión por todo el mundo romano, en su traducción de la Biblia, y aun en sus intentos de dialogar con la cultura helenista, el judaísmo había preparado el camino para el advenimiento y la diseminación de la fe cristiana.  

El mundo grecorromano
  • Los caminos romanos, que unían hasta las más distantes provincias, y algunos de los cuales existen todavía, no fueron ajenos a las plantas de los cristianos que iban de un lugar a otro llevando el mensaje de la redención en Jesucristo. Puesto que el comercio florecía, las gentes iban de un lugar a otro, y así el cristianismo llegó frecuentemente a alguna nueva región, no llevado por misioneros o por predicadores itinerantes, sino por mercaderes, esclavos y otras personas que por diversas razones se veían obligadas a viajar. En este sentido, las condiciones políticas de la época fueron beneficiosas para la diseminación de la nueva fe.

  • Puesto que el Imperio intentaba lograr la mayor uniformidad posible entre sus súbditos de diversos orígenes, parte de la política imperial consistía en fomentar la uniformidad religiosa. Esto se hacia mediante el sincretismo y el culto al emperador.

  • El sincretismo, que consiste en la mezcla indiscriminada de religiones, fue característica de la cuenca del Mediterráneo a partir del siglo III a.C. Dentro de ciertos límites, Roma lo impulsó, pues el Imperio tenía interés en que sus diversos súbditos pensaran que, aunque sus dioses tenían distintos nombres y atributos, en fin de cuentas eran todos los mismos dioses. Al Panteón romano se fueron añadiendo dioses provenientes de las mas diversas regiones. (La palabra Panteón quiere decir precisamente “templo de todos los dioses”

  • Por los mismos caminos por los que transitaban los mercaderes y misioneros cristianos transitaban también gentes de muy variadas religiones, y todas esas religiones se entremezclaban y confundían en las plazas y los foros de las ciudades. El sincretismo era la moda religiosa de la época.

  • En tal ambiente tanto los judíos como los cristianos parecían ser gentes intransigentes, que insistían en su Dios único y distinto de todos los demás dioses. Por esta razón, muchos veían en el judaísmo y en el cristianismo un quiste que debía ser extirpado de la sociedad romana

  • El culto al emperador era uno de los medios que Roma utilizaba para fomentar la unidad y la lealtad de su imperio. Negarse a rendir ese culto era visto como señal de traición o al menos de deslealtad. Luego, no son pocos los casos en que resulta claro que, al mismo tiempo que un mártir moría por su fe, quien le condenaba lo hacía impulsado por sentimientos de lealtad política. 

  • Hubo dos tradiciones filosóficas en las que los cristianos encontraron un nutrido arsenal para la defensa de su fe. Una de ellas fue la tradición platónica, y la otra el estoicismo. 

  • Platón hablaba de un ser supremo, inmutable, perfecto, que era la suprema bondad y belleza. Además, tanto Sócrates como Platón creían en la inmortalidad del alma, y por tanto en la vida después de la muerte. Y Platón afirmaba que por encima de este mundo sensible y pasajero había otro de realidades invisibles y permanentes. Todo esto fue de gran valor y atractivo para aquellos primeros cristianos que se veían perseguidos y acusados de ser ignorantes e ingenuos. Por estas razones, la filosofía platónica ejerció un influjo sobre el pensamiento cristiano que todavía perdura. 

  • Algo semejante sucedió con el estoicismo. Esta escuela filosófica —algo posterior al platonismo— enseñaba doctrinas de alto carácter moral. Según los estoicos, hay una ley natural impresa en todo el universo y en la razón humana, y esa ley nos dice cómo hemos de comportarnos. Si algunos no la ven o no la siguen, esto es porque son tontos, pues quien es verdaderamente sabio conoce esa ley y la obedece. Además, puesto que nuestras pasiones luchan contra nuestra razón, y tratan de dominar nuestras vidas, la meta del sabio es lograr que su razón domine toda pasión, hasta el punto de no sentirla. Ese estado de no sentir pasión alguna es la “apatía” y en él consiste la perfección moral según los estoicos. También en este caso podemos imaginarnos el atractivo de esta doctrina para los cristianos, que se veían obligados a enfrentarse repetidamente a las costumbres corruptas de su época, y a criticarlas. Puesto que los estoicos habían hecho lo mismo, en sus ideas y escritos los cristianos encontraron apoyo para su defensa y propaganda.

  • El “cumplimiento del tiempo” no quiere decir que el mundo estuviera listo a hacerse cristiano, como una fruta madura pronta a caer del árbol, sino que quiere decir más bien que, en los designios inescrutables de Dios, había llegado el momento de enviar al Hijo al mundo a sufrir muerte de cruz, y de esparcir a los discípulos por ese mismo mundo para dar ellos también costoso testimonio de su fe en el Crucificado.

Continuará...

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